Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret

Las pequeñas virtudes del hogar – la discreción.

El sábado 10 de febrero de 2024, tuvo lugar este Encuentro Matrimonial dedicado a la virtud de la discreción. Gracias a Ana Pascual todas las personas reunidas pudieron descubrir muchos aspectos interesantes sobre el tema.

“La discreción, ¿es una virtud o un don? Si la palabra “don” se refiere a un regalo o habilidad especial que se posee, y “virtud” se refiere a una cualidad moral positiva, entonces podemos comparar ambos conceptos. Los dones y las virtudes son diferentes, pero pueden estar relacionados.

Discreción es un término polisémico. En la lengua española la palabra “discreción” fue tomada del latín “discreto”. También, conocida como “discretionis”. Esta puede traducirse como “el acto de discernir” y fue a partir de esta definición, que se fue construyendo el significado actual de la palabra que hace referencia a la prudencia. En contraposición a esta se encuentra la indiscreción, aquella actitud que se caracteriza por la falta de sensatez y cordura. Es una especie de “falta de tacto” al dirigirse a otras personas. 

La verdadera discreción  es saber diferenciar entre lo que es bueno, y lo que es malo, conocer cuando se debe aceptar lo bueno y aborrecer lo malo. Prudencia y discreción se confunden en el pensamiento de Alberto Magno: Juzgar prudentemente de todas estas cosas toca a la verdadera discreción. Esta virtud es maestra de todas las virtudes y la que les pone la tasa y les da la orden con que lo deben ser. Por lo tanto, se puede decir, que la discreción es el alma de todas las perfecciones. Es imprescindible para moderar las virtudes, que salen del medio justo y se pueden volver extremas, y hasta viciosas, sin ella.

La discreción es una virtud que es requerida por excelencia en algunos ambientes, en algunos trabajos. De los empleados se espera que sean prudentes y discretos. Cuando alguien tiene relaciones interpersonales con otros individuos en el ámbito profesional y estos le confieren a él/a ella sus intimidades, se espera la discreción y la prudencia. Esto mismo se pide a los matrimonios.

¿Qué se entiende por la discreción en el matrimonio?

  • Respeto por la intimidad: los esposos deben ser capaces de confiar el uno en el otro y mantener la privacidad de su relación. Esto implica no divulgar asuntos íntimos o personales sin el consentimiento del otro cónyuge.
  • Honestidad con amor: aunque la discreción implica mantener la privacidad, también es importante tener honestidad y transparencia en la comunión matrimonial. Esto significa compartir abiertamente pensamientos, sentimientos y preocupaciones, pero con tacto y amor.
  • Cuidado de nuestra lengua: la Biblia nos enseña la importancia de controlar nuestras palabras y evitar la chismografía, la calumnia y la difamación. A distinguir lo verdadero de lo falso.
  • Sabiduría en la comunicación: implica discernir cuándo es apropiado compartir información y cuándo es mejor mantenerla en privado. Esto requiere sabiduría y sensibilidad al Espíritu Santo para evitar herir o causar conflictos innecesarios.
  • Protección del testimonio: los matrimonios cristianos son un reflejo del amor de Cristo por la Iglesia. Por lo tanto, la discreción en el matrimonio implica proteger el testimonio de Cristo a través de una conducta respetuosa y honorable tanto dentro como fuera del hogar. En este sentido implica no sólo la sensibilidad hacia los sentimientos y privacidad del cónyuge, sino también el respecto por los principios y valores cristianos que guían la relación matrimonial.

Concluyendo, se puede decir que la discreción en el matrimonio es una virtud importante que, acompañada por la naturalidad y la sencillez, hace a los cónyuges  capaces de recibir y vivir el mensaje de Cristo en su hogar.”

¡Gracias Ana por compartir tu reflexión con nosotros!        

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