Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret

Historia de la congregación

La Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret fue fundada en Roma, en el año 1875, por Franciszka Siedliska quien tomó como nombre, para la vida religiosa, el de María de Jesús, El Buen Pastor.

En la década de 1880, la Congregación, comenzó a desarrollarse de manera muy dinámica pues, se abrieron nuevos conventos en distintos puntos de Europa (Francia, Inglaterra, Polonia…) y de Norteamérica. De acuerdo con el deseo de la Fundadora, se acudía allí donde era necesario, siempre velando por el bien moral y espiritual de las familias. De hecho, en 1885, respondiendo a una petición de la Iglesia, la valiente Fundadora envió a Norteamérica a once de las veintidós hermanas que conformaban el total de miembros de la Congregación. En estos países, las hermanas pusieron en marcha escuelas, guarderías y hospitales. Catequizaron y prepararon a la gente para recibir los sacramentos.

A principios del siglo XX, la Congregación se desarrolló de manera especialmente intensa en Estados Unidos y Polonia.

Una fecha particularmente importante en la historia de la Congregación es el 1 de agosto de 1943. Fue entonces, cuando el carisma y la misión de la Congregación fueron confirmados gracias a la sangre derramada por las once hermanas mártires de Nowogrodek. Pues, en los peores momentos de la Segunda Guerra Mundial, la beata María Stella y sus 10 Compañeras, ofrecieron sus vidas a cambio de las vidas de los padres de familia y del único sacerdote de Nowogrodek quienes iban a ser fusilados. Las once mártires dieron su vida y los salvaron.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la situación geopolítica influyó enormemente en el destino de las hermanas y de los conventos. Esta influencia fue aún mayor, si cabe, en las áreas de Europa del Este. El yugo del comunismo y los cambios de fronteras impuestos fueron la causa de que se perdieran muchos conventos y obras apostólicas. A este respecto, contamos tanto con el testimonio de un grupo de 30 hermanas, quienes sufrieron la crueldad de los campos soviéticos en Siberia; como el de muchas otras hermanas, quienes, durante la posguerra, padecieron desde traslados forzosos hasta expropiaciones. Además, y siguiendo en la misma línea testimonial, los conventos de Grodno y Nowogrodek (ahora Bielorrusia), fueron totalmente aislados del resto de la Congregación, y teniendo que continuar su misión a solas y de manera clandestina.

Pese a este panorama, la Congregación, no sólo no cejó en su labor en los países más hostiles a la Iglesia, sino que, siguió asumiendo nuevos desafíos en diferentes lugares como Australia, Filipinas, Israel y, tras la caída de la Unión Soviética, en Kazajistán, Rusia, Ucrania, y Bielorrusia. Sin embargo, en otros países y por diversas razones como en Irlanda, Santa Cruz (Perú), Bagdad (Irak), Maarat Saidnaya (Siria) y Madrid (España) la misión no prosperó y los conventos de dichos países no subsistieron.

Ya en la actualidad del siglo XXI, la Congregación inicia su misión en África, donde y de momento, está presente en Ghana. En este país hay 3 conventos.  En el año 2018 se produce el regreso nuevamente a España, concretamente a la localidad de Benicàssim, donde continua nuestra misión hasta hoy.

Siempre fieles al deseo de nuestra beata Fundadora, seguimos escuchando atentamente la llamada de la Iglesia para responder a los nuevos desafíos que nos lleguen de cualquier parte del mundo.

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kaplica Domu Generalnego Nazaretanek w Rzymie

«Así me fue presentada la vida de Nazaret: una vida de amor, trabajo, obligaciones, dedicación a todo lo que el Señor Jesús requiera. Y todo esto hecho con alegría, con amor, por elección propia, con el objetivo de atraer a todos los que nos rodean hacia Jesús».

BEATA MARÍA DE JESÚS, EL BUEN PASTOR

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