Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret

La Lectio Divina - El monte Ararat, Gen 8; 9, 1-17

Este curso, las Lectio Divinas giraran en torno al concepto de ‘’montañas’’.En la Biblia, la palabra monte se utiliza para nombrar un lugar sagrado en el que Dios se comunica con sus siervos y les revela sus planes y su voluntad. La Biblia menciona varios montes, algunos de ellos son de gran importancia histórica y religiosa. En la Biblia, las montañas se utilizan como símbolos de permanencia, estabilidad y fe. Además, los profetas a menudo hablan de mover montañas como algo imposible para los hombres, pero posible para Dios. En síntesis , las montañas tienen un papel fundamental en la Biblia. Se nos decriben y muestran como lugares donde Dios se encuentra con la gente, les habla, cambia sus vidas y los envía de regreso al mundo con un mensaje profético. La presencia de Dios se asocia con las montañas en la Biblia, ya que son lugares sagrados testigos de la obra y presencia de Dios. Uno de los ejemplos más conocidos es el Arca de Noé. Y los otros vamos a descubrir poco a poco en este curso de Lectio Divina.

 El monte ARARAT

Ararat proviene del hebreo, lengua en la que se escribió la Biblia, significa montaña nuestra,  aparece en la Biblia en varias ocasiones, es una zona ubicada en la región de Anatolia, cerca de la frontera entre Turquía y Armenia. Es la primera que se menciona en la Biblia, en el capítulo 8, versículo 4 del Génesis, y lo describe como lugar donde el arca de Noé se asentó después del diluvio. Como bien sabeis, Noé construyó un arca gracias a la cual salvó a su familia y también a la fauna.  Ararat es el lugar donde se posó el arca tras 150 días que duró el diluvio. El nombre “Ararat” en armenio es nombre femenino que significa “suelo santo” o “tierra santa” y sigue siendo popular allí y en la diáspora armenia.

La alianza unilateral de Dios.

El primer texto bíblico en el que aparece el concepto de alianza es al final  del relato del diluvio. Podéis pensar que no es cierto, pues con Adán (cf Gn 1, 26) Dios realiza una alianza pero esta es de manera implícita. Por eso podemos decir que la primera alianza explícita se encuentra en el relato de Noe (Gn 9, 8-29). Ademas de ser la primera , es especial porque es una alianza unilateral en la cual el hombre no ha hecho nada para merecerla. Al contrario, según el texto la tierra estaba llena de la maldad  (cf Gn 6, 11-22). Por tanto, es iniciativa de Dios hacer una alianza con lo que queda de su creación. Para entender realmente el concepto ‘’alianza unilateral’’ debemos tener en cuenta pequeños detalles que pueden pasarnos por alto.

Para entender esta alianza hay que analizar los sucesos previos a la alianza, es decir el diluvio, el cual es consecuencia   de la corrupción y violencia que llenaban la tierra (cf Gn 6, 12-13). Por tanto el hombre no solo no se merece la alianza por haber actuado bien sino que además ha actuado con maldad, pero aún así Dios, realiza una alianza con él. Este es el primer elemento de la unilateralidad de la alianza, es iniciativa de Dios y no busca nada a cambio.

Esta alianza no se realiza solo con un hombre sino con todos los seres vivos del Arca (vv. 8-10). Tras el diluvio y la destrucción de todo lo creado (menos del arca y lo que contenía), Dios se vuelve a entregar y ofrece a todos los seres vivos una alianza, es decir la posibilidad de vivir. 

A lo largo de toda la Biblia nos encontramos muchas veces con pactos, alianzas, que hace Dios con los hombres. Las alianzas para Dios son una forma de manifestarnos su amor y hacernos parte de Su familia. La alianza (Berit en hebreo) es mucho más importante que cualquier contrato, convenio, o acuerdo que dos personas pueden tener. Las alianzas atraviesan toda la historia de la salvación, desde Adán y Eva hasta la era mesiánica. La historia de la salvación es la historia de Dios, enamorado del hombre, intentando una y otra vez, que vuelva hacia Él. Y en este camino, Dios nos fue buscando apasionadamente, sin nunca abandonarnos.

Dios es nuestro padre por las alianzas que hace con nosotros. Por eso la historia de la salvación es acerca de Dios manifestándose como nuestro Padre, utilizando las Alianzas para expandir su Divino Testamento a través del tiempo y del espacio.

Un hijo (siempre hablando de relaciones sanas) recibe amor incondicional. Es protegido, desafiado y acompañado siempre. Un padre, una madre vela por sus hijos. Ellos son su propia vida. Nunca deja de cuidarlos. A veces desde la distancia, otras veces en forma directa, otras sin intervenir directamente para darle espacio para crecer, y para respetar su libertad. Pero siempre presente, esperando con los brazos abiertos para recibir a sus hijos cuando lo necesiten. 

Nunca nos olvidemos de estas características de Dios. Este Dios desbordado de amor por nosotros. Este amor manifestado en sus alianzas, cuyo garante no puede ser más fiable, más justo, más legítimo. Este Dios que se da por completo y manifiesta esta entrega en forma permanente, eterna. Que tiende su mano en todo momento, para que cualquiera que lo busque lo encuentre y pueda descansar en Él.

Las preguntas para reflexionar:

  1. ¿Qué “ diluvio” cambió el curso de mi vida?
  2. ¿ Qué momento, qué aconyecimiento dio lugar a mi conversión, a mi nueva relación con Dios?
  3. ¿ Cómo veo las señales de Dios en mi camino?
  4. ¿ Cómo entiendo las experiencias dificiles de mi vida?

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