“Así pasa en la vida, que Dios ponía en mis caminos esas Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret en diferentes lugares, ya no puedo enumerar todos (…)» Juan Pablo II, Roma, 2.07.1989
El camino de la vida de san Juan Pablo II (Karol Wojtyla) y de las hermanas de Sagrada Familia de Nazaret se cruzaron al principio de su vida, en Wadowice, y luego repetidamente se entrelazaron. Desde 1896, la Congregación llevaba en Wadowice un centro de día para niños (algo entre guardería y ludoteca para niños pobres). En la infancia, el pequeño Karol Wojtyla a menudo participaba de las actividades y juegos para niños organizados por las hermanas (1926-1927). De este tiempo dijo: «Me acuerdo muy bien de Nazaret, de las Hermanas y del centro de día. Es uno de los recuerdos que más tiempo me quedó de los primeros años de mi vida, todavía antes del colegio».
Como joven sacerdote, Don Karol Wojtyla, fue destinado a la parroquia de San Florián en Cracovia, a dos pasos de la Casa Provincial de la Congregación. Allí, organizó un centro de apostolado de los universitarios especialmente dinámico. En aquella actividad, también, participaban las Hermanas de Sagrada Familia de Nazaret ya que, su casa hacía las veces de colegio mayor para universitarias. En los principios de ese apostolado, aparte de los espacios parroquiales, nuestra casa fue un importante centro de encuentro de jóvenes. De aquel tiempo, San Juan Pablo II, decía: «Allí estaban también otras Congregaciones, pero de alguna manera otra vez las Hermanas de Sagrada Familia de Nazaret especialmente dejaron en mí una profunda huella en mi actividad apostólica como un joven vicario, y sobre todo en el apostolado con los jóvenes».
La buena relación permaneció, incluso cuando, Don Karol Wojtyla fue trasladado de parroquia.
En su tarea pastoral como Obispo también visitaba la casa de la Congregación en Cracovia. Él tomó la decisión de abrir la primera Casa para Madres Solteras en Polonia. Después de la petición del Obispo Karol Wojtyla, las Hermanas organizaron un lugar para las jóvenes mujeres embarazadas, ofreciéndoles el indispensable apoyo y ayuda requeridos. Al cabo de un par de años, esta actividad se trasladó a los edificios de la diócesis, con mejores condiciones, pero las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret no dejaron a las jóvenes madres, incluso, hoy en día este primer sitio sigue siendo lugar de acogida, apoyo y ayuda para las jóvenes madres solteras. Por indicación del Obispo Karol Wojtyla, la Congregación abrió una casa más en la parroquia de Santa Jadwiga, en un barrio nuevo de la ciudad.
Después de la elección de Karol Wojtyla al Papado, las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret se encargaron de su casa familiar en Wadowice. Las Hermanas han custodiado la casa natal de San Juan Pablo II durante muchos años, hasta la creación de un moderno museo con exposición multimedia. Ahora algunas de ellas son guías de este museo.
San Juan Pablo II beatificó a la fundadora de la Congregación, beata María de Jesús Buen Pastor (Franciszka Siedliska) en Roma, el 23 de abril 1989. Recordó entonces que: «en la fuente principal de la recuperación social veía a la Beata María de Jesús el Buen Pastor, en una sana familia cristiana». El 5 de marzo de 2000, San Juan Pablo II beatificó a las 11 Hermanas de Sagrada Familia de Nazaret, Beata M Stella y 10 Hermanas, mártires de Nowogrodek.
El período del Papado de San Juan Pablo II fue también el tiempo de muchos e importantes encuentros con el Sucesor de Pedro. Así, el Santo Padre se reunió con la Madre General, con miembros de los capítulos generales y con las hermanas de Italia y las venidas de diferentes países.
Un evento especial fue la visita de San Juan Pablo II a nuestra casa general en acción de gracias por la beatificación de la Madre Fundadora. «Esta fiesta que celebramos hoy es nuestra fiesta común, decía entonces el Papa. Dios dirigía de tal modo mi vida, que las hermanas de Sagrada Familia de Nazaret me han sido siempre cercanas. Dios las ponía de forma que las encontraba en diferentes sitios, así que sería muy difícil no participar de manera muy personal en esta nuestra fiesta”».
«Os pido por favor, queridas Hermanas, enfocad vuestros esfuerzos en la familia, poned todo el empeño, no escatiméis esfuerzos en las condiciones y circunstancias en las cuales realicéis vuestra misión. Esta será vuestra concreta y extraordinariamente importante contribución a la nueva evangelización.»