Con el colapso de la Unión Soviética, surgió la portunidad de reactivar los apostolados de Nazaret en aquellas tierras donde nuestras casas habían funcionado hasta 1939, pero que ya no formaban parte del territorio polaco en 1945. En Bielorrusia, la casa en Grodno nunca dejó de funcionar, incluso en secreto, recibiendo a candidatas que vivían una vida religiosa oculta. Después de 1990, la Congregación pudo operar legalmente en Bielorrusia y expandir su labor apostólica.
En Ucrania, todo tuvo que comenzar desde cero, con la apertura de la primera casa de la Congregación en 1993. En los años siguientes, la misión en el Este creció, extendiéndose a Rusia y Kazajistán, bajo el cuidado de la Provincia de Varsovia.
Tras la caída de la Unión Soviética, se reactivaron los apostolados de Nazaret en tierras históricamente marcadas por la guerra. En Bielorrusia, la Congregación mantuvo viva su misión, incluso de manera secreta, hasta poder operar legalmente. La misión se expandió al Este, abriendo nuevas casas en Ucrania, Rusia y Kazajistán.