Con el tiempo, y al ver el crecimiento de su comunidad en Roma, Franciszka Siedliska empezó a soñar con fundar una casa en tierras polacas, entonces divididas entre Alemania, Rusia y Austria. La partición austríaca ofrecía
mayor libertad para la Iglesia, lo que la llevó en 1880 a viajar a Cracovia y reunirse con el obispo Albin Dunajewski.
Al año siguiente, en 1881, se fundó la primera comunidad fuera de Roma, en un modesto apartamento alquilado. Poco después, en 1882, adquirieron su propia casa en la calle Warszawska 13. Este lugar es único: la única casa en Polonia establecida personalmente por la Madre Fundadora, quien volvió allí en varias ocasiones a lo largo de su vida.
La misión no se detuvo. En 1891, se fundó una segunda casa en Cracovia, el Instituto de Santa Eduvigis, seguida de otras más: Leópolis (1892), Wadowice y, tras su fallecimiento, Częstochowa.
Franciszka soñó con llevar su comunidad a Polonia y lo hizo realidad en 1881. La casa de la calle Warszawska 13 es un símbolo vivo de su legado en Polonia. La misión se extendió rápidamente, tocando corazones en Cracovia, Leópolis y más allá.
