El día después de recibir la bendición papal por escrito para fundar la congregación, Franciszka viajó al Vaticano probablemente para agradecer al prelado que la ayudó a obtenerla. Al no existir prácticamente otras fuentes para describir este acontecimiento, nos remitimos una vez más a las historias de la Fundadora escritas por la hermana Agustina. Aunque la hermana los escribió en su vejez, se consideraban bastante fiables.

“El 2 de octubre la Madre Fundadora fue a pedir audiencia para agradecer al Santo Padre, a través de Mons. Macchi. Monseñor (luego cardenal) lo pensó un momento y preguntó a Franciszka si le gustaría ir en aquel momento a ver al Santo Padre, que estaba ofreciendo audiencia. Solo le preguntó a la Fundadora si tenía un velo consigo (según la costumbre de vestirse para las audiencias con  el Papa). Franciszka en ese momento solo tenía un tipo de sombrero que llevaba un velo. Asi que siguiendo el consejo de Monseñor, dejo el sombrero fuera y se puso solo el velo sobre la cabeza, (al parecer, Monseñor incluso ayudó a la Fundadora en esta tarea). De este modo la Fundadora entró donde se encontraba el Santo Padre Pío IX y le agradeció en persona la bendición». Parece que hace 150 años la posibilidad de llegar hasta el Papa era mucho más fácil que hoy…