Familia es vida
El sábado 29 de abril, en el Seminario Mater Dei de Castellón, celebramos la II Jornada Diocesana de la Familia, organizada por la Delegación para la Familia y Defensa de la Vida. Nosotras, como Hermanas de la Sagrada Familia, hemos colaborado en este proyecto, desde el inicio hasta los últimos minutos. La Jornada fue presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro López. De modo particular, nos asistió María José Mansilla, Presidenta de la Asociación “Spei Mater”, de Madrid. Los niños, cuidados por la hermana Karolina y el magnífico grupo de monitores, realizaron varias y alegres actividades durante toda la mañana.
En su charla, María José, compartió con nosotros una reflexión muy interesante titulada <<En busca de la dignidad perdida>>. Es imposible expresar la riqueza del contenido en pocas palabras. En primer lugar, debemos preguntarnos dónde tiene su fuente la dignidad de cada persona. Somos creados por Dios y redimidos por la muerte y resurrección de Jesucristo. Esa es la fuente de nuestra dignidad. Cada persona es única, creada de amor y por amor y llamada a la vida eterna. Nuestra vida no termina aquí en la tierra. Dios nos ha regalado todo el mundo creado, con su belleza. Estas verdades están bien expresadas en el Salmo 8. Nadie nos puede quitar la dignidad de hijos de Dios, la dignidad que Dios nos ha dado. Pero, es posible alejar al hombre de Dios, desdibujarlo, y en este sentido, degradar y destruir, la dignidad que lleva dentro de sí. Hoy, un mundo sin Dios lanza un ataque masivo (conjunto) a la dignidad de la persona, a la vida humana.
María José nos mostró una gama de amenazas, no solo las más obvias como el aborto o la eutanasia. De diversas maneras el mundo de hoy reduce la persona a una cosa, un objeto, un número…. a algo, no a alguien. Se intenta convencernos de que podemos comprarlo todo, incluso un hijo, una hija – un niño “proyectado”, diseñado… A través de las ideologías de género y afines, se intenta destruir la identidad que una persona recibe en el momento de la concepción. Intentan convencernos de que podemos elegir quiénes queremos ser, que el género es una cuestión de convención… En nombre de la falsa compasión, se trata de eliminar todo lo que pueda significar sufrimiento, esfuerzo, alteridad. Se discuten los derechos a la vida de las personas con discapacidad física (¿por qué ellos, pobrecitos, y los demás deben sufrir con ellos?). Se propone la eutanasia como solución al problema de la vejez o enfermedades graves. Intentan convencernos de que todo es temporal y que podemos elegir y cambiar todo para sentirnos cómodos. Por lo tanto, no se puede hablar de relaciones duraderas, porque tenemos la libertad de cambiar todo, incluso la pareja. El matrimonio de un hombre y una mujer, la fidelidad, una familia numerosa abierta a la vida son valores, realidades ridiculizadas, muchas veces atacadas, incluso por la ley. Muchos ponen la preocupación por la naturaleza por encima de la preocupación por los humanos, atribuyendo más derechos a los animales y las plantas que a los niños concebidos… Estamos rodeados cada vez más agresivamente por el mundo multimedia que, además de sus innegables ventajas, trae muchos riesgos físicos y morales, especialmente para los niños y jóvenes, que son literalmente absorbidos, engañados y destruidos por las redes sociales (y no solo estamos hablando de cosas obvias como pornografía o violencia).
No debemos detenernos y alarmarnos ante esta interminable lista negra de amenazas reales, cuyos efectos experimentamos dolorosamente en la sociedad y nuestras familias. Entonces, ¿cuál es el papel de la Iglesia, de todos nosotros los creyentes, en esta situación? La primera y más importante misión: predicar el Evangelio de la esperanza, el Evangelio de la vida y llevar el hombre perdido a Dios. Solo el encuentro personal con Jesucristo, el Salvador, nos permite encontrar la propia dignidad y comenzar una vida nueva, la vida de un hijo/una hija de Dios, cuya dignidad es infinitamente mayor que la de los ángeles.
La Asociación “Spei Mater” con sus Proyectos Ángel, Raquel y Parroquia por la Vida, así como con el nuevo proyecto, Koumi, es la expresión concreta de esta misión de la Iglesia. María José dio una breve descripción de los cuatro Proyectos. Los participantes del encuentro también tuvieron la oportunidad de leer más sobre este tema, utilizando la exposición preparada a la entrada del salón.
La pausa para el café fue un buen momento para seguir haciendo preguntas, hablando, compartiendo experiencias personales. También, frente a la iglesia hicimos una foto del grupo. La II Jornada Diocesana de la Familia, concluyó con la adoración del Santísimo y el rezo del rosario. Mientras, los sacerdotes presentes escucharon las confesiones de quienes necesitaban el sacramento de la reconciliación. Al final de la adoración, Don Luis dio una bendición individual a las familias y a todos los participantes de la reunión.
Cuan importantes son estas reuniones para que las familias, ante tantos problemas y amenazas diferentes, se sientan fortalecidas por el encuentro con los demás y, sobre todo, por el encuentro con Dios. Sí, la FAMILIA ES VIDA, y la Iglesia, con toda su fuerza y amor, custodia la vida y defiende la dignidad de todo ser humano. ¡Gracias a Dios y a los demás por la Jornada de la Familia de este año, y ya estamos deseando que llegue la próxima! ¡Hasta el año que viene!