El primer encuentro
150 AÑOS DE LAS HERMANAS DE LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET. SIGUIENDO LAS HUELLAS DE LA BEATA FRANCISZKASIEDLISKA POR ROMA (8)
Regresamos a la Plaza Venecia para comenzar nuestro viaje tras las huellas de la historia de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret. En esta plaza con monumento Vittoriano y Fori Imperiali frente a nosotros, basta con girar la cabeza hacia atrás para ver por encima de los demás edificios la cúpula espectacular de la iglesia del Gesù. Iniciamos hoy nuestro recorrido en esta iglesia, que en 1873 para Franciszka se convirtió en un lugar especial de oración y de importantes encuentros con varias personas.
Chiesa del Gesù (literalmente: la iglesia de Jesús), o más bien la iglesia del Santo Nombre de Jesús, es la cuna de los Jesuitas. San Ignacio de Loyola llegó a Roma a finales de 1537, deseando, como tres siglos después hiciera Franciszeka Siedliska, obtener la aprobación del Papa para la creación de una nueva orden religiosa. A las puertas de la Ciudad Eterna, en la localidad de La Storta, vio en una visión mística a Cristo que le dijo: «Roma tendrá misericordia de ti». Un dato interesante y poco conocido es que durante los primeros años Ignacio y sus compañeros vivieron en la actual sede de la Embajada de Polonia ante la Santa Sede en Via dei Delfini. Aquí es donde el Santo Francisco Javier se propuso evangelizar Asia.
En 1540, el Papa Pablo III aprobó formalmente la Compañía de Jesús, y unas semanas más tarde puso bajo su cuidado la capilla de Nuestra Señora del Camino, que estaba ubicada en el sitio de la actual Iglesia del Jesús. Junto a la capilla se construyó un convento, donde Ignacio oró hasta el día de su muerte, escribió las Constituciones de la Orden y el texto de los Ejercicios Espirituales. Desde este convento San Ignacio, como fundador y superior general, dirigió la Orden (entonces en rápido crecimiento de 10 a 1.000 miembros en tan solo los 16 primeros años). A menudo dirigía al resto de la comunidad a través de cartas, de las cuales escribió más de 7.000. Cuántas similitudes hay aquí con la vida de Franciszka como Fundadora, con su habitación en la Casa Madre en vía Maquiaveli… Vale la pena visitar las habitaciones de San Ignacio, las cuales desde principios del siglo XVII se convirtieron en destino de peregrinación y lugar de oración.
En 1873, FranciszkaSiedliska conoció precisamente en la Iglesia del Gesù a uno de los hijos espirituales de Ignacio: el Padre J. Laurençot, asistente general de los Jesuitas en la provincia francesa. Franciszka le pidió confesión, y compartió con él la tarea recibida de Dios y sus deseos de crear una congregación, con sus ideas lo conquistó y sumó a su causa. El Padre Laurençotfue el primero de muchas personas en Roma que, atraídas por la extraordinaria personalidad de Franciszka, la ayudaron a iniciar la congregación. Winowska, la autora de «La historia del alma de FranciszkaSiedliska», escribe sobre ella que “tenía un don único para las personas y que las atraería como un imán”. El Padre Laurençot la ayudó a escribir una petición a Pío IX, esperando que «Roma fuera misericordiosa» también con ella, como unos siglos antes lo fue con su Fundador, San Ignacio…
