Dios bendice la normalidad de la vida
familiar y quiere habitar en ella.
En medio de las vidas normalísimas de las familias.
El secreto de la felicidad conyugal está en lo cotidiano, no en los ensueños.
Este sábado hemos sido testigos de cómo Dios expresa su amor a través del matrimonio. Kinga y Juanjo han sido un hermosísimo reflejo de este amor de Dios. Un amor de comunión, cómplice, alegre, divertido y enamorado, muy enamorado.
Kinga y Juanjo nos han transmitido la belleza de la oración, de los sacramentos y de la tradición, tanto en el noviazgo como en el sacramento del matrimonio. Nos han mostrado que la diferencia es fuerza y comunión y que cuando nos dejamos llevar por Cristo, por su mirada, no hay distancias, no hay diferencias sino fuerza, comunión y santificación. Kinga y Juanjo son un matrimonio que respira Dios y expresa Dios. Kinga y Juanjo son un matrimonio de Dios. Ha sido una delicia verlos y escucharlo